En Junio de 1849 fueron hallados en Uta ocho broncetos nuragicos por un carpintero, lo cual siendo allí para cortar maderamen, cerca de una pena vio presentarse la cabeza del idolito más grande. Para extraerlo pidió ayuda a otros colegas y juntos removieron la pena y debajo de esta encontraron los 8 idolitos con otras tantas espadas de bronce.
Todos los idolitos son de la misma época y, parece, realizados por la misma mano.
Ellos representan la más valida prueba de la existencia de vida humana en la zona de Uta en el periodo nuragico. Ensayos recientes afirman que estas obras pertenecen a la corriente artística mediterránea, caracterizada por elementos y valores geométricos, operante difusamente ya desde el comienzo del último milenio a.C. . Expresadas con la técnica de la cera perdida, o sea sobre patrones individuales que se destruían al momento de la fusión, las estatuitas son una diferente de la otra, de pequeño tamaño (más o menos desde 15 hasta 39 cm).
Los idolitos examinados y describidos por el canónigo Spano habían sido así numerados:
- 1 y 3, militares con espada pendiente desde el hombro: los dos miden 15 cm y parecen de guardia o en adoración;
- 2, tirador, mide 15 cm;
- 4, luchadores en el suelo;
- 5, guerrero con espada y escudo, mide 24 cm;
- 6, guerrero con espada y arco, mide 24 cm;
- 7, toro ensartado por un guerrero
- 8, jefe tribu, mide 39 cm.
Todos tienen la bandolera, es decir el balteus, el puñal y el cinturón militar hecho con un ancho jirón de piel que pendía del humero debajo del brazo izquierdo. A esto balteo está enganchado el puñal que hería con la punta. Los idolitos tienen la misma función, son de la misma época y han sido hechos por la misma mano.
5° y 6° tienen un casco de bronce; en la parte anterior de la frente asoma un cono que atraviesa la cabeza acabando con un otro cono detrás y lateralmente despuntan 2 cuernos a medialuna o como los de las cabras. El casco es el arma de defensa más antigua de los guerreros porque la cabeza es la parte más frágil del cuerpo humano; los cuernos pueden ser considerados como símbolo del pavón o del miedo y del terror que se infundía a los enemigos. Todos tienen la armadura del tórax, la coraza y la coraza de malla.
En relación a la coraza de estos soldados sardos:
- La del 5° es planchada o sea de malla con una división en el medio, del mismo material;
- La del 6° es sencilla y llana; probablemente era de piel de muflón.
El escudo tiene en el medio una plancha de metal sobresaliente para herir al enemigo.
Además del puñal los números 5, 6 y 8 tienen una espada corta y ancha: tenía que ser muy pesada y la tenían sobre el hombro. Los números 5 y 6 tienen el brazo ornado con un brazalete (esto se daba a los guerreros mas valorosos y solían ser de oro, plata o bronce), además tienen la armadura para las piernas.
El numero 4, el vencedor, tiene en su pierna un anillo enroscado en forma de espiral: es el brazalete que se daba en premio a los luchadores. El numero 8 lleva el Sagulum o sagum militare (todavía utilizado por los pastores que lo llaman saccu): es cuadrilongo y cobre sus humeros, está cerrado en el pecho a través de 2 anchos jirones ornados con flecos de piel que penden replegados en las espaldas.
Estos ídolos eran sin duda LARES militares, es decir Dios domésticos, guardianes de las casas: representaban a los hombres más importantes de la familia, que por su valor venían adorados como dios por su familia. En cada habitación estaba un sitio para su adoración. Este sitio se llamaba Larario. La posición normal de los ídolos entre la casa era la entrada, cerca de las puertas en nichos y alrededor de los fogones. Estos idolitos eran fijados con plomo en los pies. En efecto era costumbre hacia los antiguos (también hacia griegos y etruscos) fijar a los Lares y Penates porque no se escaparen, de manera que siempre fuesen listos para alejar cada desgracia.
“Giovanni Lilliu” en su obra “Esculturas de Cerdeña nuragica” escribe:
“La mayor parte de las esculturas pequeñas ha sido encontrada en los santuarios donde los pueblos nuragicos, habitantes en chozas y nuragues, devolvían cultos a las aguas guardadas en pozos. En estas sedes las figuritas tienen carácter votivo-cultual, pero han sido encontrados también en habitaciones, nuragues, cuevas, trasteros, y solo algunos en tumbas.
Se pueden diferenciar sobretodo por las dimensiones: las más grandes representan a los jefes de la tribu, los cuales expresan el poder dinástico del rey-pastor con una grande espada de parada, con un bastón nudoso utilizado como cetro y con un amplio manto de áspera tela de cabra.
Además hay aquellas de las verdaderas y propias gente de arma, los arqueros. Los militares representaban a la aristocracia social, la clase hidalga que tiene el derecho de llevar las armes, expresión oligárquica de una sociedad de pastores-guerreros”.
Los broncetos se pueden clasificar en 3 grupos estilísticos diferentes: lo de Uta, lo de Abini, lo de Barbagia; Los primeros 2 grupos pueden constituir un único grupo bien caracterizado y diferente del tercero y por eso se puede reducir la producción artesana de la isla antigua a 2 corrientes artísticas obrantes en proprio.
El grupo UTA-ABINI tiene calidad “geométrica” con simetría ordenada, disposición frontal, división en llanos figurativos superpuestos; su dimensión espiritual va desde símbolo hasta natura.
Diferentemente de los broncetos del grupo BARBARICINO, que se caracterizan por formas más redundas, los broncetos de este grupo tienen forma más rígida.
Los 2 grupos se diferencian también por composición de los elementos químicos: los broncetos del grupo Uta-Abini tienen patina verde, mientras los del grupo Barbaricino tienen patina negra.
Las figuritas del grupo Uta-Abini son sobretodo rey-pastores, sacerdotes, militares o apartenecen al mito o al sacro y atañen solo para excepción a los comunes mortales: es decir, habitualmente reproducen a la aristocracia y al trascendente. Probablemente las estatuitas del grupo Uta-Abini han sido hechas por artesanos que tenían su taller cerca de las sedes de las pequeñas monarquías o hacia grandes santuarios federales.
El grupo Uta en la alterigia severa de sus broncetos hace arrojar a la dignidad de ceto oligárquico protosardo.
Los broncetos tienen que ser juzgados contemporáneos al desarrollo de las civilizaciones griega y etrusca, con las cuales no faltan las relaciones.
En los montes los cobreros continuaron a modelar estatuas de bronce hasta que la civilización helenístico-romana no logró hacer apreciar por los rebeldes los productos artesanos griegos-itálicos.
Entonces, los famosos broncetos son las más validas pruebas de la existencia de actividad y de vida humana en la zona de Uta en el periodo nuragico; casi ciertamente no existía en aquella época un centro de gran valor y de relievo, pero un activo núcleo humano dejo los indicios de los nuragues y los idolitos que sin duda no se encuentran allí por casualidad y que hoy merecen de ser visitados al Museo Arqueológico de Cagliari.